martes, 13 de mayo de 2008

"Cuerpo y Arquitectura"


"Cuerpo y Arquitectura"
Crónica de una inadecuación cotidiana


Mario Mendez Andalus


Instituto de la Máscara
Curso de Coordinador de Recursos Expresivos

2005-2006

Introducción


“-Dime una cosa Alí, ¿de verdad extrañas los olivos de tu padre?
¿Sientes que tienes que recuperar toda esa nada?
¿Ese suelo árido, esas casuchas?
¿Eso es lo que quieres para tus hijos?
-Sin la menor duda…No sabes lo que es no tener un hogar.
Ustedes dicen “no importa” porque tienen un lugar al que volver.
El Hogar lo es todo”
(Diálogo entre un europeo y un palestino acerca de la
recuperación del Estado Palestino del film “Munich” 2005)



Dice Juan Antonio Ramírez [1] que las relaciones entre Cuerpo y Arquitectura han sido siempre estrechas y complejas. El tratadista romano Vitruvio habló de ello y muchas de sus ideas fueron cristianizadas mediante la identificación simbólica de las iglesias con el “Cuerpo de Cristo”. La antropomorfización antigua de los soportes (las columnas “masculinas” o “femeninas”) abrió la vía para una diferenciación sexual de la Arquitectura.
A través de los años “la arquitectura como fenómeno concreto expresa la relación histórica del cuerpo del hombre con el mundo”. [2]
El hombre es cuerpo y la arquitectura se ha concretado como su segunda piel. Reflexionar en torno a cómo el cuerpo habita el espacio arquitectónico y cómo la arquitectura adecua o no su práctica a ese modo de habitar es en parte el objeto de este estudio.
Este trabajo intentará dar cuenta de esa relación, sobre todo a partir de los aportes de Rodolfo Livingston[3], quien viene sosteniendo desde hace años una mirada crítica de la formación de los arquitectos en la Universidad. Crítica que profundiza al denunciar una concepción de la arquitectura que parece ignorar que los sujetos del habitar son activos, los cuerpos sensibles y los espacios vívidos. Esta concepción es arquitectónica y también ideológica.
También será parte de este informe indagar sobre la relación inversa: cómo los cuerpos se adecuan, modelan su habitar, o transgreden las arquitecturas instituidas. Para esto los aportes teóricos provendrán mayormente de los desarrollos de Elina Matoso (El Cuerpo territorio escénico), Daniel Calmels (Espacio Habitado), y David Le Breton (“Antropología del Cuerpo y Modernidad” y “Las pasiones ordinarias”).

“Anhedonia Habitacional” e “Inadecuación cotidiana” son dos conceptos de mi propia cosecha que me atrevo a insinuar en estas páginas con mas pudor que convencimiento. “Transgresión de los cuerpos en el habitar” o “Habitares Corporales Transgresores” es el tercer concepto apenas esbozado en estas líneas.

Por último y sin pretender haber agotado la temática anterior, dedico unas líneas de este trabajo a aquellos cuerpos para los cuales la arquitectura no puede responder siquiera con diseños inadecuados. Me estoy refiriendo a aquellos que no tienen casa, los “sin techo”, personas “en situación de calle”, los marginados del sistema, los desclasados. Trataré de aproximarme en parte a la realidad de estos Cuerpos a los que les está faltando, entre otras cosa, esa “segunda piel” de la que habla la arquitectura.
Los aportes de Alfredo Moffatt, documentos oficiales, notas en diarios, revistas e Internet, forman el marco teórico de este apartado.

Parte I
Ven a mi casa suburbana, me obsesiona tu prisión


Si decís a las personas grandes: “He visto una hermosa casa de
ladrillos rojos con geranios en las ventanas y palomas en el techo…”
no acertarán a imaginarse la casa. Es necesario decirles:
“He visto una casa de cien mil francos”, entonces exclaman:
“¡¡¡Qué hermosa es!!!”

Saint-Exúpery
[4]


Un cuerpo se relaja o se contractura en esa habitación.
Otro cuerpo disfruta, goza o se torna impotente en aquel piso.
La casa paterna trae en el recuerdo corporal la alegría unida al olor de las mañanas, al césped recién cortado del verano o la angustia unida al color del que estaban pintadas las paredes de la sala donde murió un ser querido. Ese color que remite al dolor de la pérdida se hace cuerpo. Todo dolor es corporal. No hay dolor, angustia o sufrimiento que tarde o temprano no haga noche en el cuerpo.
La casa de mi mejor amigo donde pasé la mayor parte de mi adolescencia tenía un olor; hoy ese olor está inevitablemente unido a ese recuerdo.
La casa donde pasamos parte de nuestra vida, de nuestra infancia. La sala donde hicimos el amor la primera vez o la última; donde comimos ricas comidas o nos peleamos hasta el odio con nuestros padres forman parte y son formadoras de nuestra subjetividad.
Una casa, un cuarto, una cocina están tan en nosotros, hacen tanto cuerpo en nuestra singularidad como nuestra nariz.
Elina Matoso sostiene que saber cómo es el lugar donde vive una persona puede ser tan importante como conocer su edad o las enfermedades sufridas [5].
Pero así como una casa hace cuerpo en nosotros, nuestra presencia, nuestro paso por ella deja marcas. Una casa es también lo que los cuerpos hacen de ella. De esta relación debería dar cuenta la arquitectura.

A veces la casa es chica pero el corazón es grande. Y eso parece alcanzar cuando de lo que se trata es de recibir visitas queridas que se adaptan a distintas situaciones con tal de pasar un buen momento con amigos. Es común ver grupos numerosos de personas sentadas sobre tablones o sobre cajones de cerveza cuando las sillas no alcanzan, o improvisando una mesa con dos caballetes y una puerta placa y así poder compartir un asado con gente querida. Estuve mas de una vez en esa situación y en general fueron momentos muy felices.
El problema no es ese. La verdadera cuestión relacionada a los espacios habitados, a las incomodidades, a la “inadecuación cotidiana” entre cuerpo y arquitectura aparece en el diario vivir; cuando las personas “sufren” sus casas, las “padecen” en lugar de disfrutar habitándolas. En contra de lo que se podría pensar este tipo de problemas o inadecuación no es exclusiva de las clases sociales más humildes o de la clase media sin presupuesto. Sobran los ejemplos donde departamentos onerosísimos (entre U$S 200.000 y U$S 800.000) de mas de 220 metros cuadrados en torres a estrenar en la zona del Jardín Botánico muestran los mismos o similares “errores”, el mismo desprecio por el cliente y por sus cuerpos habitantes, a los de un departamento de 50 metros cuadrados en un barrio FONAVI del conurbano bonaerense. Podría resultar naif a esta altura hablar de “errores”, lo que subyace a estas prácticas arquitectónicas es una concepción ideológica. La que privilegia el lucro por sobre la calidad de vida o la que alimenta la imagen del “arquitecto en su aura intocable de artista siempre creativo, siempre pensante” por sobre el “arquitecto como un facilitador del habitar”. Una ideología que prefiere una concepción que hace de la arquitectura “una gramática llena de floripondios” [6] en lugar de una arquitectura como servicio.


La misma arquitectura que prefiere el verbo “caber” al de “habitar”, sin comprender aquella frase de Alfredo Moffatt que Livingston rescata:

“El comportamiento humano, esencia de la arquitectura, no se compone de medidas sino de escenas, de ceremonias que ocupan un espacio físico y un espacio psicológico y de esas ceremonias está hecha la vida.” [7]

o aquella otra de Gastón Bachelard:

“El espacio habitado trasciende el espacio geométrico” destacando “la vivencia del espacio, la apropiación subjetiva de los ámbitos físicos”[8]

La misma “Arquitectura de casas y arquitectos sin personas…como si no pudieran salirse de los planos y encarnarse en la vida”[9], que trabaja para fabricar al decir de Le Corbusier “máquinas de vivir” [10]
en lugar de viviendas en las que se puede contar con:

“una distribución que permita la reunión y también el aislamiento; fachadas que expresen ante los demás y ante sí mismos cómo son ellos o como creen ser, espacio para contener todas las cosas que usan y las que no usan y aman y que exceden en mucho las escasas posibilidades del placard; paredes que no enfaticen nada pero que permitan colgar los cuadros y las fotos que los vinculan con su pasado, ventanas que regulen adecuadamente su relación con el exterior ” y que destaque “el inapreciable valor de los espacios vacíos…”[11]

“que contemple lo relacionado al espacio propio y ajeno…que sea la sabia ubicación de los límites…que es además uno de los postulados de la salud mental: ayudar a que la gente encuentre con goce su espacio propio, espacio de nuestras posibilidades reales, sin falsas metas, oropeles o monumentalismos que solo responden a la mentira social”[12]

o simplemente una arquitectura para:

“mejorar la vida de tres o cuatro personas[13]

En definitiva comprender de una vez que los espacios que habitamos son físicos y también culturales y por lo tanto y fundamentalmente simbólicos.
La casa, de algún modo es vivida como una extensión del propio cuerpo, por eso muchas veces cuando alguien decide encarar una reforma “ suele aparecer el rechazo o la angustia” (Livingston). La primera reacción se parece mucho a la que se produciría frente a una agresión.
El triunfo de la arquitectura racionalista [14]en cambio ha producido mas “máquinas de vivir”(Le Corbusier) que “prolongaciones materiales de lo corpóreo humano” [15]

El Cuerpo, sin embargo, contra toda moda, tendencia o manejo autoritario del espacio o de los modos de vivir, se rebela permanentemente y despliega en las casas su metáfora singular. A veces para bien con disfrutes y alegrías y a veces para mal con síntomas e incomodidades. Digo singular porque no hay fórmulas que determinen a priori cómo será esa relación Cuerpo/Casa.
Ni las ventanas o puertas simbolizan necesariamente ojos u orificios corporales, ni la terraza se relaciona directamente con la cabeza, etc. A veces una pared es una protección y otras un obstáculo paralizante. No es posible relacionar una casa pequeña con ciertas restricciones corporales o una grande con mayores libertades de aquellos que las habitan. Este que escribe fue muy feliz viviendo en un pequeño departamento alquilado en Banfield y nunca sentí tanta libertad en el habitar como entre esas pocas paredes. Esto es muy relativo, imposible de generalizar y sin recetas.



Los arquitectos deberán trabajar en una relación más saludable entre su disciplina y sus clientes;
y desarrollar una escucha hacia ellos que posibilite comprender sus deseos, sus costumbres, sus ritos, sus necesidades de aislarse o de amucharse.
Una suerte de arquitectura a medida.
¿Es mas cara? No necesariamente. Muchas veces no se trata de agregar metros cuadrados sino de cambiar de lugar las cosas. Una reforma basada en un buen diagnóstico redunda en una obra
a veces inexistente y la solución llega reubicando objetos o resignificando espacios.
Otras veces alcanza con tirar una pared.


Parte II
El Método Livingston. Arquitecto de familia

Rodolfo Livingston es arquitecto.
Tiene su estudio en San Telmo desde hace mas de diez años, lo que lo hace un experto conocedor de ese sector de la ciudad y también un implacable crítico.
Le discute a las ortodoxias y a las burocracias tanto a las del poder como a las de la vida cotidiana.
Dicen que hay funcionarios que al oír su nombre se santiguan. Él mismo fue funcionario público dirigiendo el Centro Cultural Recoleta. Cuando lo echaron se atrincheró y publicó una solicitada donde argumentó: “sólo recibo órdenes del General Fontova”.
Reivindica el hecho de haber tirado mas paredes de las que levantó a lo largo de su ejercicio profesional.
Critica la formación que reciben los futuros arquitectos en la Universidad donde parece ignorarse sistemáticamente la existencia del cliente real, del hombre de carne y hueso.
Se define como “arquitecto de familia” y desde allí desarrolló su “método clínico” para interpretar las necesidades de la gente que a él recurre en busca de sus servicios. Escribió el libro “El Método” (rebautizado “Arquitecto de Familia”) donde explica en qué consiste su sistema.
Reconoce influencias y cercanías y menciona a Lance Wrigth de Inglaterra, el Grupo SAR de Holanda, Xavier Sust de España y el Grupo Site de Nueva York.
Su paso por la función pública dio como fruto otro libro: “Memorias de un Funcionario” que se convirtió en best seller. Tiene mas de diez libros publicados, los dos ya mencionados, “Cirugía de Casas”, “Cuba existe, es Socialista y no está en coma”, “Arquitectura y Autoritarismo”, “Anatomía de un sapo”, “Cuba Rebelde”, “El Arquitecto de la Comunidad” entre otros.
Se cuenta entre los argentinos que más veces viajaron a Cuba (alrededor de 35). País del que se enamoró cuando a principios de la década del 60 construyó un barrio en el pueblo de Baracoa dónde casi sin proponérselo, mas guiado por las necesidades que por convicciones profesionales puso en marcha la arquitectura comunitaria con participación democrática de los usuarios.[16]
Siempre activo y polémico, de buen humor e inteligente, cuando me comuniqué con él por razones profesionales e intercambié un par de ideas para este trabajo, escuché a un hombre amable, educado, inquieto y sin solemnidad. Me pregunté luego de aquella breve charla qué edad tendría Livingston ya que olvidé preguntárselo. Busqué la información en Internet y el dato encontrado me hizo pensar en un error. La información decía 75 años. Nunca lo hubiese imaginado. Comprobé después de 15 años de haber leído por primera vez “Cirugía de Casas” aquello que dice Orlando Barone en el prólogo: “su encanto es su desborde, habiendo tanta personita mezquina”
Este capítulo intenta rescatar la posición teórica y la práctica profesional que Livingston sustenta en función del bienestar o el malestar que los Cuerpos disfrutan o sufren en el habitar cotidiano.
Dicho en idioma Livingston: poner a funcionar el sufridómetro y el felisómetro para ver qué anda pasando entre la arquitectura y la gente.

El Pensador de Rodin
Livingston pondera “el cuerpo en movimiento”, “el sujeto activo” y “el buen humor”. Tanto a la hora de diseñar como de vivir. Será por eso que fue pionero del aerobismo en el país entre otras “pionerías”. Y por eso mismo debe ser que en una entrevista a la revista “Noticias” (27-05-06) sostiene:

“Nunca entendí al Pensador de Rodin. Si uno tiene cara de culo y apoya el mentón sobre la mano no se le va a ocurrir nada.”

La misma posición “académica” que adoptaba cuando siendo docente de la UBA circulaba en rollers por la Ciudad Universitaria.
Esta misma idea de “sujeto activo” es la que guía su concepto de la arquitectura. Por eso habla de casas equivocadas y acerca su profesión a la de los médicos y los psicólogos en tanto hace ”cirugía de casas”, realiza “anamnesis” e intenta hallar “el deseo inconsciente en el discurso manifiesto” aplicando una forma de “escucha propia”.
Livingston va en busca de “lo que el cliente quiere, que no siempre coincide con lo que el cliente pide”.


Anhedonia
La cuestión corporal aparece permanentemente en su ideario arquitectónico. Siente a su disciplina como una de las responsables de hacer mas o menos felices a los cuerpos en el habitar. Y él es feliz haciendo felices a sus clientes, ayudando a recuperar el placer de habitar, desterrando esa suerte de “Anhedonia Habitacional” que sufren buena parte de los cuerpos, víctimas de la inadecuación cotidiana de la arquitectura.

“Mi mayor satisfacción es ver la reacción de la gente que ha pedido mi actuación profesional. A menudo me dicen “Me ha cambiado la vida, la casa cambió, es un milagro, yo estoy mucho mas feliz en mi casa”, ahora si vos mirás desde afuera es la misma” [17]

Esta concepción considera que tanto los prejuicios de los arquitectos como los de los clientes (sobre todo los de clase media) hacen que el diario vivir sea un poco más desagradable. Tal es el caso de la cocina–comedor de la cual parece avergonzarse la clase media argentina mientras que no sucede lo mismo con la norteamericana (véase la serie “Los Simpsons”). En nuestro país se busca tener un comedor diario unido a la cocina y un comedor “formal” donde atender a las visitas. Lo que en una casa de 200 metros cuadrados o más puede resultar lógico, en un departamento de 50 metros cuadrados termina siendo una tortura cotidiana: una cocina comedor donde no se puede cocinar ni comer y un comedor formal que nadie usa con las visitas porque no caben. El mito de las vistas es un apartado que merecería una investigación especial. En su altar se sacrifican un gran número de las comodidades cotidianas. La hipotética visita en nombre de la cual se resignan espacios y se construyen paredes, son en general amigos íntimos o familiares, para los cuales en un rato estaremos extendiendo unas frazadas en el suelo del comedor “formal” porque se quedan a dormir. El comedor no resultó ser tan “formal” como nos quisieron hacer creer.


Living(ston) Colours:
Con respecto a los estímulos visuales, al uso del color, parece ser que el paradigma es el “beige consorcio”, un color que a nadie gusta pero que parece contener el dudoso mérito de ser un “color sufrido”. ¿Cómo sus usuarios? Pregunto yo. De todos modos parece ser que con respecto al uso de los colores algunas costumbres están cambiando y hay algo mas de apertura.


La Mucama, esa muertita:
Otro tic se refiere a las mucamas, un ser imprescindible cuando ambos conyuges trabajan.
“la mucama – dice Livingston- tiene un cuarto cuya ducha cae exactamente sobre el inodoro: el argentino supone que a las mucamas les encanta bañarse paradas sobre los inodoros. O piensan ubicarlas en el garaje haciendo un entrepiso; “total es solo para dormir…¿viste querida que cabe?”, Hay un solo problema, les digo: no está muertita.” [18] Este ejemplo ilustra el tema de la habitabilidad urbana.


Memoria vs. Mercado
Livingston reniega del minimalismo por deshumanizado y por desconocer que “la casa es una forma de relacionarse con el mundo y con el pasado” y se queja porque no es la memoria de la gente la que marca el perfil de la arquitectura sino el mercado inmobiliario, lógica del dinero que hace demoler casas chorizo espléndidamente remodeladas para hacer torres que son una verdadera vergüenza urbana.
Espacio, color, luz y sobre todo mucha vida. Y mucha oreja para escuchar a la gente. Esa parece ser la propuesta Livingston. “En el mundo- dice Livingston- no hacen falta muchas cosas sino cambiarlas de lugar”[19].Y esto lo piensa tanto para la arquitectura como para las relaciones sociales.
El principal peligro para que los cuerpos habiten espacios estimulantes y saludables parece estar dado, junto con los prejuicios, las modas y el mercado, por el berretín de artistas que parecen defender ciertos arquitectos cuyo único compromiso pareciera ser con sus musas y su creatividad. Muchos arquitectos ven al cliente como una perturbación, como un obstáculo entre él y su creación.

Será por eso que Livingston prefiere sentirse mas colega de las modistas que de los artistas.




Parte III
Cuerpos Modelados


“El departamento que alquilé en la Calle Castelli, en pleno barrio del Once, era asfixiante e incómodo. Te Tirabas un pedo y el de al lado te felicitaba. Los baños del edificio estaban especialmente diseñados con un sistema estereofónico que permitía a los vecinos escuchar con fidelidad de graves y agudos el sonido de todas las defecaciones, meadas o pajas que sus habitantes realizaran a cualquier hora.
No era un departamento, era una maldita jaula de dos ambientes, con cocina inexistente y el baño ya mencionado. No llegaba ni la bella luz del mundo ni el horrendo fragor del hacinamiento humano que caracteriza a ese barrio…”
[20]
Enrique Symms

Mónica Groisman menciona las técnicas de reproducción de los cuerpos y “las disciplinas del cuerpo” [21], al decir de Foucault. Técnicas de parir, de descansar, de desplazarse, técnicas de la higiene y de la nutrición, del ocio y la creatividad. Técnicas que instauran la diferencia sexual y técnicas de crianza, técnicas de códigos del hacer y del vestir. Técnicas de reproducción de los cuerpos, que en última instancia lo son de la reproducción social.
El sistema necesita reproducirse para conservar el status quo, los poderes establecidos y los privilegios. Para garantizar esta reproducción necesita hacer previsible el mundo, controlarlo. Apela a la normalización, la estandarización y la homogeneidad. A nada le temen mas las lógicas del orden que a la diversidad, al libre albedrío, a las energías liberadas de los cuerpos. Por eso los disciplinan y necesitan técnicas para reproducir ese disciplinamiento. “Vigilar y Castigar” en términos de Foucault.
¿Es la arquitectura una técnica del disciplinamiento de los cuerpos?
Sabemos por Foucault que el Panóptico[22] no fue construido ni se reprodujo en el sistema educativo por casualidad.
Cambio entonces la pregunta: Nuestras casas, el lugar donde vivimos, la ciudad, la “inadecuación cotidiana” que menciono en el subtítulo de este trabajo y en páginas anteriores. ¿Tienen como objetivo disciplinar las conductas? ¿Modelar los cuerpos en función de la reproducción de lo instituido? ¿Son los arquitectos y la arquitectura que practican parte de ese disciplinamiento, instrumentos involuntarios del sistema que los forma para perpetuarse? ¿ O son apenas frutos del embrutecimiento y del desprecio por la singularidad de los cuerpos de la Posmodernidad globalizada? ¿Si la arquitectura oficial es pensada como un modo de control de los cuerpos que los modele en función de la productividad, habrá una arquitectura de los márgenes, popular, contrahegemónica, que plantee su liberación?
Como sea y siguiendo a Buchbinder, podemos sostener que “en un sujeto coexiste el cuerpo de la historia, de los mitos, de la ciencia, del arte, de la religión. El cuerpo de los esclavos con el de los desaparecidos, con el del placer y la sexualidad, cuerpo de la anorexia, de la relajación, de la lepra y muchos otros… Son modelos que no dejan de incorporarse en la constitución de la imagen aunque ese cuerpo, esa persona no haya vivido en forma directa algunas de esas experiencias de vida. ¿Cómo se transmiten? ¿Es transmisión cultural, biológica, relacional?[23].
Parafraseando a William Blake podríamos decir: ”Crear un Cuerpo es trabajo de siglos”[24].
¿Cuál es el peso de los lugares que habitamos en la creación de los cuerpos?
¿Son la “inadecuación cotidiana” y la “anhedonia habitacional” resultado de la tensión: cuerpo para la productividad / cuerpo para el deseo?

¿Cuáles son las marcas que dejan en los cuerpos los lugares que habitamos?

Parte IV
Marcas


“La prueba primera de la existencia es ocupar el espacio”
Le Corbusier.

“Deseo de un lugar nuevo, de unas galerías, unos corredores, de un nuevo modo de habitar, de pensar”
Jaques Derrida.


Me propongo reflexionar en esta parte en torno a como el cuerpo del hombre habita el espacio arquitectónico. Y como estos “habitares” son en general “anhedónicos” y que gracias a la mediatización operada por la ”inadecuación cotidiana de la arquitectura” se imponen con fuerza de “marcas” en los cuerpos. Recordemos que lo que sostengo en este informe es que la arquitectura es inadecuada con relación al bienestar de los cuerpos, y es adecuada, en cambio, en función del sistema social que favorece a reproducir[25].

Las casas aparecen en la literatura como determinantes o condicionantes del vivir, de la existencia. Lugares para quedarse para siempre o de donde huir despavoridos. La casa como el lugar que alberga y cuida. La casa como la cárcel irrespirable que atenta contra la libertad. Lugar para quedarse o para escapar. Nunca neutral…Lugar de marcas. Marcas que los cuerpos dejan en las casas y casas que marcan con su impronta a los cuerpos.

Para Whitman las casas son sitios contra los cuales rebelarse y escapar: es lo que se opone a la naturaleza, a donde no llega la atmósfera.

“Las casas y los aposentos están cargados de perfumes,
los estantes y los armario están cargados de perfumes.
Aspiro y me complazco en su fragancia,
siento su influjo enervador,
pero me rebelo…Me rebelo y me escapo…”[26]

Cortázar en cambio le hace decir a uno de sus personajes:

“Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la más ventajosa liquidación de sus materiales) guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos…A veces llegamos a creer que era ella la que no nos dejó casarnos…”[27]

La casa como razón suficiente para quedarse. La casa como lugar de los recuerdos, de la memoria, de los mitos y los ritos. Con un peso, incluso patológico, como para no casarse, para no irse.

Elina Matoso sostiene que conocer datos acerca del lugar donde vive una persona puede resultar tan interesante como saber su edad y las enfermedades sufridas, “ya que la imagen corporal se construye íntimamente ligada al lugar donde se vive”. El Cuerpo suele presentarse como la propia morada, como el lugar que se habita, como una casa. Así,
“es muy significativo como se modifica la relación con el cuerpo, como la imagen corporal se ve perturbada cuando se está en período de mudanza. Mover muebles, revisar cajones, buscar nuevos objetos, elegir y descartar otros… muchas veces acarrea dolores lumbares causados no sólo por el traslado de objetos pesados sino en muchos casos por mover afectos, recuerdos, fotos olvidadas, prendas viejas que ocasionan una fuerte movilización de la relación con el cuerpo”[28]

El tema de refaccionar marca el cuerpo de manera especial:
“Tirar una pared o abrir una ventana suelen sentirse como hechos que duelen en alguna parte del cuerpo” (Matoso)[29]

y también:
“Tirar una pared que estuvo allí durante años o abrir una ventana es vencer un temor, abrirse, comunicarse.” (Livingston)[30]

La lógica del mercado inmobiliario también produce marcas. Para esa ideología todo lo que sea “dividido” vale más, aunque el resultado sean compartimentos oscuros del tamaño de una baldosa:

“ y es así como un matrimonio vive 15, 20 o más años padeciendo una cocina oscura e incómoda…por culpa de un minisector de servicio injertado allí en medio… hasta que finalmente venden el departamento…Los nuevos dueños me contratan para adaptar la casa a sus necesidades: “Queremos una casa para vivir, no para mostrar. Queremos luz, amplitud, color, calidez, comodidad…” en pocas horas el minisector de servicio injertado cae bajo la piqueta y se hará la luz, el espacio y la comodidad hasta entonces reprimidos. No puedo dejar de advertir con pena frente a casos como este que los dueños anteriores soportaron tanta incomodidad… para nada.
Pienso que esas paredes inútiles estaban sostenidas por algo mas que ladrillos.
Estaban sostenidas por el temor. Por el temor a vivir el presente. Por el temor a un futuro que nunca llegó…” (Livingston)[31]


Del mismo modo que la casa deja marcas en los cuerpos, la ciudad hace otro tanto. Casa, Barrio, Ciudad todas ellas unidas a la Arquitectura. Todas ellas pasibles de inadecuación, potenciales portadoras de anhedonia habitacional.
Alicia Entel [32]cita a Norbert Elías (El Proceso de la Civilización) para recordarnos que: “En lo que al hábitat se refiere la tendencia de la modernidad fue a expulsar el cuerpo; se tiende a eliminar toda huella de la existencia física de los seres humanos”. También Entel cita a Sennett (Carne y Piedra) quien apunta “…a trabajar el habitar, las ciudades, las cosmovisiones y los cuerpos…” Y va a recorrer desde el cuerpo del ciudadano de Atenas hasta el multiculturalismo neoyorquino. Para los griegos el cuerpo bello del ciudadano era un orgullo para toda la ciudad. Las grandes Metrópolis actuales en cambio promueven la indiferencia y cierto anestesiamiento de la sensibilidad de las relaciones humanas. Lo que Sennett llama “privación sensorial” (experiencia ligada a la velocidad y al debilitamiento de la sensibilidad; discriminación y negación al contacto con los otros; experiencia del cuerpo pasivo)
Por su parte Le Breton dirá que el hombre occidental de la actualidad tiene “el sentimiento de que el cuerpo es algo diferente de él… de que lo posee como a un objeto.” Este “poseer un cuerpo” es la fórmula moderna del cuerpo, lo que lo convierte en un resto. La presencia del cuerpo tiende a ser “ritualmente borrado” “…como los rituales tienden a escamotear el sentimiento de la presencia, como una pizarra mágica en la que el cuerpo se muestra mientras desaparece, el cuerpo está infinitamente ausente”.
Con respecto a la experiencia ligada a la velocidad y al debilitamiento de la sensibilidad de la que habla Sennett, también en Le Breton leemos:
“La ciudad dejó de ser un espacio de callejeo para convertirse en una trama de trayectos que es necesario llevar a cabo…una de las primeras cosas que llaman la atención al inmigrante es lo rápido que caminan los peatones en las ciudades…Para el hombre apurado lo único que importa es la mirada, su propio cuerpo constituye un obstáculo para avanzar…es el mundo del hombre apurado.”[33]

Así, el viajero ajeno a las grandes metrópolis detecta el atropello, los empujones, los golpes y el maltrato ligados a la velocidad de las ciudades. Ernesto Sábato dice algo irónicamente gracioso con relación a esto: “Si usted siguiera a estas personas que andan a las corridas comprobaría que se dirigen a sus casas ¡¡¡a mirar televisión!!!”
Otra vez me veo obligado a preguntarme en que medida es responsable de esta inadecuación el diseño de las ciudades. Y una vez más leemos a Livingston en este caso hablando de Buenos Aires y de San Telmo:
“…Las transformaciones son el mundo de los shoppings, el incremento diario de los autos y el ruido. No hay un tejido peatonal para caminar. San Telmo es uno de los barrios mas históricos y cruzan los colectivos rugiendo por una callecita como Defensa, que debería ser una zona de tránsito peatonal…hay una pérdida de los parques, los espacios verdes son invadidos por negocios, algo parecido hace la gente con sus casas edificando en el patio, armando laberintos oscuros e inhabitables. No hay un plan ni una idea global que respete tanto el vacío necesario como el lleno.”[34]

Quizás el plan global exista…consistente en la ausencia de planes que mejoren el diario vivir. Un cuerpo limitado en sus espacios y en sus movimientos es un cuerpo más previsible, más controlable. Quizás de eso se trate. Lógica de mercado versus la libertad de ser cada uno. No hay lugar en la ciudad que no sea invadido por carteles o avisos, acrecentando la agresión visual e instándonos a comprar, a consumir, a mantener en definitiva la maquinaria de vender funcionando.

“A la ciudad le sobra ruido, información y negocios pero le falta paz y un poco mas de vida…Dicen que los habitantes de Bs.As. tienen tres metros cuadrados de parque por persona...cada uno puede tratar de encontrar su pequeña ciudad en su barrio pero la posibilidad de transformarla para hacerla habitable es muy difícil dentro de esta economía salvaje. Me gustan lugares como Florencia donde eliminaron los autos del centro, o Amsterdam que es un mundo de bicicletas…Acá para llegar a la costanera hacen bicisendas, ¡otra hipocresía!. Para llegar a la Costanera Sur hay que esquivar camiones y casi no hay veredas…es muy difícil llegar a la costa sano y salvo. Después en Puerto Madero no te dejan atar una bicicleta, porque es mal vista por los porteros y por toda la mersada de allá. De la misma manera, en los countries no dejan plantar tomates, creen que es de pobres…En la plaza Dorrego, los jubilados no tienen donde sentarse, porque está todo ocupado por las mesas de los bares…tendría que haber lugar para la gente, incluyendo a la que no quiere o no puede pagar.”[35]

Martínez Ortiz y Del Campo Alepuz[36] sostienen que toda práctica social lo es también corporal y que por lo tanto los cuerpos serán distintos según la clase social a la que pertenezcan, la edad, la cultura, etc. Del mismo modo también serán diferentes de acuerdo al lugar, al barrio, a la casa que habiten.
Decíamos en la segunda parte de este informe que los sistemas políticos modelan cuerpos acordes a las necesidades que esa sociedad tiene. En una sociedad capitalista esas necesidades estarán determinadas por las relaciones de producción las cuales son, desde un punto de vista marxista, en última instancia, relaciones de explotación. Es decir, cuando hablamos de “cuerpos acordes a las necesidades que la sociedad tiene” nos referimos a las necesidades de la clase dominante.
Por ejemplo se nos regula para ser individuos productivos en nuestra sociedad. O en la escuela se modelan los cuerpos para estar bien sentados, derechos, o bien formados mirando la nuca del compañero, tomando distancia, etc. Todo en función de mantener un orden. Un orden establecido. Establecido por aquellos que tienen el poder de establecerlo y que por lo general no coincide con el “orden” que más le gustaría a la mayoría de la gente, a los sectores populares.

Le Breton, al analizar los lugares en los que se vive enumera ciertas características arquitectónicas que determinan o condicionan a los cuerpos en las ciudades:

“…Los cerramientos delgados no detienen los sonidos de una casa a otra. Nos encontramos con una fuente de promiscuidad y con el conflicto entre vecinos. Autoritario, el espacio habitado se convierte entonces en productor de comportamiento…En estos lugares “la casa se volvió una especie de carpa, pero el que la habita no goza de la libertad del nómade” (Ernest Junger). Allí, los juegos de los niños, sus necesidades de desgaste físico, se ven reducidos por la cantidad de prohibiciones que limitan el espacio en el que viven…El tamaño reducido de las habitaciones impide los desplazamientos, les impide aislarse un rato, crea rivalidades entre hermanos, tensiones en la familia…En estas habitaciones el cuerpo se reduce a una suma de necesidades arbitrariamente definidas...sin historia, sin cualidades, simple volúmen. Es concebido para “funcionar” en un espacio y no para vivir en él. Hasta los materiales industriales excluyen el cuerpo. No le otorgan importancia a la historia, no se enriquecen con el transcurso del tiempo, son atemporales, no le otorgan ninguna importancia a la memoria, son indiferentes, neutros, no tienen olor…Cuando Hölderin dice que el hombre habita poéticamente, subraya la necesidad de un imaginario de la casa, del barrio…En una casa tradicional, por el contrario, podemos decir que la totalidad de la experiencia sensorial adquiere dignidad. Llena de olores, de sonidos, de voces, de experiencias táctiles por los materiales de que está hecha. Es una especie de “cuerpo no orgánico del hombre” (Marx) que lo protege del medio ambiente exterior y favorece la convivencia de la familia o del grupo…(La casa según Bachelard (La poética del Espacio) es) uno de los mayores poderes de integración por medio de los pensamientos, los recuerdos y los sueños de los hombres…excluye las contingencias, multiplica los consejos de continuidad. Sin ella, el hombre sería un ser disperso…La casa y el espacio social tradicionales inscriben al hombre en un universo construido a su escala. Prolongación del cuerpo construida por el hombre, extensión cultural del cuerpo…Espacio de exploración para el niño, especialmente en los lugares secretos: el sótano o la bohardilla. Espacio sensorial diferenciado, que promueve el desarrollo de la imaginación, el establecimiento de la feliz intimidad.”[37]


Para finalizar este apartado será necesario mencionar las distinciones que Daniel Calmels[38] hace al referirse al espacio: espacio geométrico y espacio habitado. Mientras que el primero se refiere al espacio posible de ordenar en categorías, formas y medidas; el segundo será el espacio de apropiación subjetiva. El espacio habitado incluye no sólo el espacio ocupado, aquel que considera la presencia del cuerpo y del movimiento, sino también el cuerpo proyectado: de la mirada, del olfato, de la escucha, de la actitud.
Propongo entonces una tercera categoría que denominaré “espacio arquitectual” que incluye o debería incluir los dos anteriores. De acuerdo al modo en que la arquitectura resuelva la tensión entre ambos espacios que componen el espacio arquitectual estaremos en presencia de mayor o menor “inadecuación” y proporcionalmente de mayor o menor “anhedonia habitacional”.
La “transgresión de los cuerpos en el habitar” es otro destino posible de la “inadecuación cotidiana” de la arquitectura. En este sentido es interesante una historia que refiere Calmels:[39]
“Hace unos años, un arquitecto se encontraba realizando el boceto de una plaza, y omitió algo deliberadamente: dejó los senderos sin hacer, una plaza sin caminos donde todo estaría cubierto de césped.
Ya construida la plaza y estando el césped crecido y fuerte, se dejó librado el paso de la gente por ella, y en el término de una semana el camino estaba hecho. Al caminar por la plaza, al cruzarla desde distintos ángulos, los caminantes dejaron un surco colectivo, una marca común. En ese surco se colocaron las baldosas que servirían de camino. Hasta aquí una aparente historia clásica con final feliz, porque lo que pasó después fue que nadie usó el camino de baldosas y volvió a surcar la plaza por otros lugares conformándose nuevos senderos.”

Calmels analiza que una vez que se legalizó el espacio que había sido modificado espontáneamente, surgió la transgresión, y agrega:

“La reacción ante los mandatos dominantes relacionados con el ordenamiento es la transgresión (“ir mas allá” , “ pasar a través de”).
Los caminantes de esa plaza fueron mas allá de su propio camino, de su propio orden.
Al desarrollo de la creatividad no le es ajena la necesidad de transgredir los diseños espaciales clásicos, necesidad de ir mas allá de la norma, de la regla”

Afirma Calmels que el espacio vacío es una tentación para el deseo, y en consecuencia para la transgresión. Livingston también resalta la importancia de los espacios vacíos tanto en la ciudad como en la propia casa. Esto se relaciona también conque el cuerpo no solo habita en volumen y movimiento sino además como un cuerpo proyectado a través de la mirada. Hay una compulsión tanto en usuarios como en arquitectos y diseñadores de interiores a ocupar los espacios vacíos con un “mueblecito”, sin comprender que muchas veces ese espacio ya está “ocupado-habitado” por miradas, texturas, colores, olores, etc. Y que está bien así.

Volviendo al tema de la transgresión de los espacios, abundan los ejemplos de ese tipo de comportamiento.
Así por ejemplo es bien conocida la leyenda gorilo-urbana que señala a multitudes de “cabecitas negras” robando inodoros y bidets, de los departamentos que se les habían asignado en los barrios FONAVI, para venderlos. O aquella otra leyenda, pariente de la primera, que describe a bandadas de “forajidos-descamisados” levantando el parquet de los pisos para hacer un asado.
Mas allá del odio antiperonista y del desprecio por la clase trabajadora, que inventó y sostuvo el mito a través de los años, lo cierto es que el tema de la habitabilidad está pendiente en general y en los planes de viviendas populares en particular.
La misma “inadecuación cotidiana” de la arquitectura que impide comprender los usos y costumbres populares, es la que en definitiva genera muestras de “transgresión de los cuerpos en el habitar”.
Otro comentario gorila, ensayado por lo general por algunos de los representantes más pacatos de cierta clase media, es aquel que no tolera ningún reclamo o crítica de un habitante de un complejo habitacional tipo FONAVI. El representante de la clase media dirá: “Encima que se lo regalaron se queja”. Mas allá del dato falaz “se lo regalaron”, clase media utiliza la misma lógica que permite sostener que: “a caballo regalado no se le miran los dientes”. Si extendemos este razonamiento llegaremos a que “no deberíamos quejarnos de la educación pública porque es gratuita” o bien “no habría que denunciar curas pedófilos porque no nos cobran por ir a misa”. Lo que está mal no es la queja, sino que el estáblishment de la arquitectura haga oídos sordos ante esta problemática.
¡Cuánto aprenderían funcionarios y arquitectos si escucharan a los usuarios! Como mínimo se ahorrarían de tropezar dos veces con la misma piedra.



Una canción de Teresa Parodi es mucho más ilustrativa de la inadecuación y de la problemática de la habitabilidad en relación con las culturas populares que aquel perimido catálogo de prejuicios.

MBA E PA DOÑA FROILANA

“... SEGÚN EL DECRETO CUYO NÚMERO CONSIGNÁRAMOS CON ANTERIORIDAD, LOS HABITANTES DE ESTE RANCHERÍO DEBERÁN SER TRASLADADOS A LA VILLA CONSTRUÍDA DEL OTRO LADO DE LA CIUDAD, POR RAZONES DE URBANIDAD, PARA PRESERVAR LA HIGIENE Y EVITAR LA PROMISCUIDAD...”

MBA E PA DOÑA FROILANA
VENGO POR SU MANO SANTA,
A VER SI NOS DA UN REMEDIO
PARA CURARNOS EL ALMA.
TENEMOS MUCHA TRISTEZA,
NOS SACARON EL RANCHITO,
EL QUE HABÍA HECHO EL CARMEN
EN LA BAJADA HACIA EL RÍO.
Y EL ANGÁ NO SE CONSUELA
NI AUNQUE VE QUE NOS PUSIERON
EN UNA CASA MODERNA
DE MOSAICOS Y CEMENTO.
PORQUE ALLÍ NUESTRAS GALLINAS
NO SE HALLAN EN EL PATIO
Y YO NO TENGO TIERRA PARA MI
CHAQUE ASÍ EXTRAÑO ITE
Y NO SÉ CÓMO VIVIR.
CON LA HUERTA ME AMAÑABA PARA QUE COMAN LOS MÍOS,PERO AQUÍ NO HAY NI ASÍ DE TIERRA PARA EL CULTIVO.“TENDRÁN MÁS COMODIDAD”, DIJO EL QUE VINO A SACARNOS.EL CARMEN LE HABÍA HECHO TRES LINDAS PIEZAS AL RANCHO Y AQUÍ NOS DAN UNA SOLA PERO, CLARO, NO ES DE BARRO.MEJOR ME CALLO CHEAMA, MEJOR ME CALLO.
AL CARMEN NO LE ENSEÑARON
PERO SUPO HACER EL RANCHO,
NO HUBO VIENTOS NI CRECIDAS
QUE LE PUEDAN HACER DAÑOS
PERO AQUÍ MUCHO CEMENTO,
MUCHO ZINC, MUCHO MOSAICO,
NDAYE Y NO SE FIJARON
QUE ADEMÁS PEGA EL SOLAZO
POR ESO VENIMOS TRISTES,
POR ESO DOÑA FROILANA,
LE ESTOY PIDIENDO UN PAYE
PARA CURARNOS EL ALMA
ACASO CAMBIAN LA VIDA
PORQUE NOS CAMBIAN EL RANCHO,
MEJOR SERÍA DOÑA, CRÉAME
QUE NOS DEN BUEN TRABAJO
A LOS DOS DE UNA VEZ.

Teresa Parodi



Conozco el caso de un amigo que quiso transgredir pero no lo dejaron.
Fue severamente reprimido por la “patria arquitectónica”.
Este amigo de origen humilde, criado en una casa del conurbano bonaerense, en los últimos años ha mejorado notablemente su situación económica, de modo que decidió hacerse una casa. La casa ya está terminada es bonita y bastante lujosa. El diseño y la dirección de obra estuvieron a cargo de un estudio de arquitectura. Durante el transcurso de esta, mi amigo, que guardaba hermosos recuerdos infantiles de la relación con su abuelo al que lo unía una actividad compartida: el cuidado de las gallinas, decide pedirle al arquitecto que le diseñe un gallinero para poner en el fondo de la casa, como cuando era chico. La respuesta fue rotunda: NO. Desconozco los términos en que finalizó la relación con el estudio de arquitectura, lo cierto es que para terminar de ejecutar la obra se contrató a otro estudio. Esta vez la cara visible era una arquitecta. Con un nuevo interlocutor enfrente mi amigo volvió a la carga con lo de las gallinitas. Idéntica respuesta: La profesional se negó a diseñar el nostálgico pedido argumentando:
- Va a tener problemas con los vecinos
-¿Por?
- Por el olor…
- Diséñeme un gallinero que no eche olor.
-…Nnno…no sabría como hacerlo.

Otra vez la “Inadecuación”…el snobismo y la sordera.
“Si no puedes derrotarlos únete a ellos…”, así que derrotado por las huestes esteticistas y estetizantes de la arquitectura, mi amigo terminó aliado a los defensores del estilo de vida occidental, cristiano y posmoderno y desistió de su proyecto. Las mismas huestes que reprimen la plantación de tomates en los countries acababan de desalentar a un hombre a recuperar algo de su historia. ¡ Y eso que tenía la plata para pagarlo!

Hoy, la casa está terminada y en lugar del reprimido gallinero se emplaza una imponente piscina en cuyas aguas se ahoga un sueño pequeño, tan pequeño como el niño que lo sigue soñando todavía…
El costo total de la piscina, sumados diseño, estructura, mano de obra, sistema de filtrado, calefacción, cerámicos y venecitas, alcanza el valor de un departamento de dos ambientes.
Ah, me olvidaba, en la familia de mi amigo sólo a la hija mayor le gusta meterse al agua.
Quizás en 30 años cuando la hija de mi amigo quiera rememorar momentos felices de su infancia y si las piscinas han pasado de moda, no consiga arquitecto que quiera construirle una.




Mientras la arquitectura no se imponga la tarea de reaprender las nociones de cuerpo y espacio que desaprendió a manos del mercado y el snobismo, será difícil que los sectores populares y las clases medias logren obtener de la arquitectura algún gesto que les sea significativo para sus intereses.
Hasta tanto este reaprendizaje no se concrete seguirá habiendo arquitectos soñando con nuevas Torres de Babel mientras la gente seguirá intentando infructuosamente encontrar algo de placer al habitar sus casas, barrios y ciudades.


Parte V
Sin Segunda Piel


“Este cuerpo que es mío. Este cuerpo que no es mío.
Este cuerpo que, sin embargo, es mío. Este cuerpo extraño.
Mi única patria. Mi habitación. Este cuerpo a reconquistar.”
Jeanne Hyvrard “ La menrtritude”
[40]

“Estamos en nuestro cuerpo
como en una encrucijada habitada
por todo el mundo”
Artaud.
[41]

“ “Homeless”(EE.UU), “Clochard, sans domicile fixe” (Francia), “Indigentes” (México), “linyeras, crotos, vagabundos”(Argentina) siempre es posible encontrar un nombre que agrupe y diferencie a quienes tienen la calle por único domicilio. Y si bien no se trata de un fenómeno inédito, ya que constituye una forma de indigencia extrema que aparece vinculada de forma natural y casi inevitable con el crecimiento de las grandes ciudades, no es menos cierto que en las últimas décadas ha experimentado un aumento significativo”

Así comienza el trabajo “Los que duermen en la calle. Un abordaje de la indigencia extrema en la Ciudad de Buenos Aires” preparado por el Área de Estadísticas Sociales de la Subsecretaría de Promoción y Desarrollo Comunitario (Secretaría de Promoción Social de GCBA) un trabajo de relevamiento y encuesta elaborado por el Lic. Luis Calcagno. El primer conteo se realizó en abril de 1997 y el segundo en junio de 1998.

El objetivo de este apartado, por razones de extensión, tiempo y profundidad, busca apenas dejar algunos interrogantes planteados:

¿Cuál es la representación de la categoría “cuerpo” de los “sin techo”, en ausencia de esa “segunda piel” que puede considerarse “la casa”? ¿Cuál es la condición de su “imagen corporal” la que como vimos está condicionada y muchas veces determinada por los lugares en los que se vive? ¿Cómo se transforma esa imagen corporal a partir de la situación de calle? ¿Cuáles son las estrategias de supervivencia y las adaptaciones corporales que experimenta el linyera? ¿Cuál es su estado de salud? ¿Cuál es la representación de “casa”, “vivienda”, “hogar” de los sin techo? ¿En qué medida han influido los ataques “al cuerpo” (adicciones, enfermedades, maltrato, discriminación, violencia sexual, etc.) para que los sin techo se encuentren y no puedan salir de esa situación? ¿Forman los grupos de mendigos que comparten algunas de sus actividades diarias un “cuerpo grupal”? ¿Será necesario un marco teórico diferente para comprender la “corporeidad” de los sin techo?

Algunas respuestas quedarán apenas esbozadas en las líneas que siguen.
Otras no están al alcance de este informe.

El documento del GCBA nos informa sobre categorizaciones y estereotipos presentes en el imaginario social respecto de esta población. Así, los sin techo son vistos como “vagos”, “sucios”, “delincuentes”, “alcohólicos” o “locos”, es decir que no sólo son diferentes, lo que por sí ya implica una toma de distancia, sino que además pueden llegar a ser “peligrosos”, constituyéndose en una virtual amenaza.
Ahora bien, al vincularse a la persona que vive en la calle con conceptos tales como “vagancia” se presupone alguien que ha “voluntariamente” optado por este tipo de vida. Sin embargo, Alfredo Moffatt[42], de amplia experiencia con este tipo de población, distingue dos tipos de Linyeras: los hombres que eligieron no trabajar (linyera tradicional) y los hombres que fueron elegidos para no trabajar (desocupados). Pero aclara que el linyera tradicional hoy en día es una rareza y que la mayoría de los que viven en situación de calle son los “locos del bolsillo”, desocupados que se “linyerizan” como producto de un “brote de pobreza”, que podríamos considerar el pariente social del “brote de locura” que tiene una dimensión más individual.
Como vemos la condición de “sin techo” se constituye mas como una categoría social resultado de décadas de políticas de exclusión, que de una decisión personal guiada por cierta concepción libertaria de la vida.

Los “sin techo” deben sumar a sus precarias condiciones de vida una categorización que los señala como “culpables” de su destino y como individuos “peligrosos”; y su consecuencia inmediata: la ruptura de los lazos de solidaridad y la separación paulatina y cada vez más amplia del resto de la comunidad.
En el informe oficial se indaga sobre ciertas características básicas; principalmente: vínculos familiares, tiempo que llevan viviendo en la calle y estrategias de supervivencia, mediante la aplicación de una encuesta a una muestra de personas que vivían en esas condiciones.
Las dos razones principales que motivaron el estudio del GCBA fueron: la ausencia de información consistente sobre la problemática, lo que aumentaría el prejuicio y la marginación por un lado y sobre todo el hecho de ser una población que por su extrema vulnerabilidad corre un riesgo permanente en lo relativo a su salud física y psíquica. Es interesante ante todo la delimitación de lo que se considera personas sin techo. Para aquel informe se adoptó la siguiente definición:

“Se entenderá por “sin techo” a toda persona que se halle pernoctando en lugares públicos o privados, sin contar con infraestructura tal que pueda ser considerada como vivienda aunque la misma sea precaria. Vivienda precaria supone, al menos, paredes y techo que otorguen cierta privacidad, permita albergar pertenencias y generen una situación relativamente estable: quien la posea no es sin techo. En tal sentido no es sin techo quien habite en una villa de emergencia u ocupa una casa tomada. Tampoco quien construye una habitación precaria en un baldío. Si, lo será quien se resguarda con maderas o cartones bajo un puente o autopista”.

Durante el conteo de 1997 la población detectada fue de 967 casos a los que hay que sumar 332 personas pernoctando en Hogares de Tránsito, mas 90 personas detectadas por la Policía Federal en lugares de difícil acceso. El conteo del 98 arrojó una cifra de 629 personas pernoctando en la calle. En esa oportunidad no se contó con datos de hogares de tránsito ni con información de la Policía Federal.

Con respecto a los lugares más comunes donde los sin techo suelen pernoctar figuran: los espacios verdes, lugares de culto, estaciones y terminales de subterráneo, ferrocarril y autotransporte.[43]
Dentro de las variables que el informe contempla además de la ausencia de vivienda, las que más parecen estar vinculadas a las temáticas del cuerpo son: alimentación, ropa, aseo.
Si tomamos en cuenta el modo en que los sin techos gastan sus magros ingresos veremos que utilizan la mayor parte en alimentación y en menor medida en ropa(4º lugar), en tanto los gastos en aseo no se sindican.
En cuanto a los lugares o instituciones de caridad donde comen, reciben ropa y se asean tenemos que:
· El 37% las utilizan para comer
· El 31% las utilizan para recibir ropa
· El 25% las utilizan para aseo personal
(Ver Anexo)

Para el tema de la seguridad física, los principales temores mencionados durante la encuesta fueron:
· Otras personas en situación de Indigencia: 22,6%
· Jóvenes o patotas: 20,8%
· Policía: 18,9%
El miedo aparecería asociado con posibles formas de violencia y daños físicos. (ver Anexo)

Las principales necesidades aparecen mayoritariamente asociadas a los lugares donde poder dormir y en segundo lugar a poder comer, el tercer lugar lo ocupan las preocupaciones ligadas al trabajo, y el cuarto a la atención médica.
Las preguntas por las adicciones tuvieron un alto porcentaje de “no respuestas” que osciló entre un 55% y un 60%. Un 28% sí aceptó consumir alcohol frecuentemente y un 26% que lo hace a veces. Debe considerarse que en muchas ocasiones el alcohol es considerado como una ayuda para enfrentar el rigor de la vida a la intemperie.
El informe del GCBA sindica que los traumatismos(16.2%), las enfermedades del sistema nervioso(16,2%), las enfermedades circulatorias(13,5%) y las del aparato digestivo(13,5%) son los grupos de patologías mas frecuentes entre esta población.
En la Planilla Observacional se consignaron 36 síntomas agrupados en: trastornos de la conciencia, de la atención y la memoria, afectivos, del lenguaje, del pensamiento, sensoperceptivos, de los impulsos y tendencias en general o referidas a la apariencia y conducta durante la entrevista.[44]

Hasta aquí, un resumen de ciertas variables que se desprenden del informe oficial de 1998.
No fue posible tener a nuestro alcance datos mas recientes sobre esta problemática. Nos permitimos suponer que después de la crisis de 2001 estas cifras pueden ser mas altas que las de 1998.
Respecto de lo expuesto mas arriba vemos infinidad de puntos en común con los planteos que desde hace años viene sosteniendo Alfredo Moffatt en su trabajo con personas en situación de calle.
Algunas de las afirmaciones dadas en un reportaje a la revista “Unidos” son resumidas a continuación:

“Si un obrero pide para viajar, ya está pidiendo. Hay un continum entre el obrero y el mendigo. Esto es una novedad a partir de los años 80…Debajo de un puente encontrás gente que tiene profesión. Son los que no tienen donde ir y cuya aspiración sería convertirse en villeros, lo cual para ellos sería un progreso…La configuración del mendigo es muy especial. Se trata de alguien que lo tiene “todo afuera” y “nada adentro”. La calle es su hábitat. Cualquier lugar es el dormitorio. Quedó “encerrado afuera”. Tiene un living comedor muy grande. Toda la Avenida Rivadavia por ejemplo…”
“En el pasaje del obrero al mendigo se operan unas ciertas transformaciones en el plano de lo corporal…Los pies, por ejemplo, que son importantísimos porque el mendigo necesita caminar todo el día…”
“Cuando alguien pierde el trabajo y no puede pagar mas la pensión, queda en la calle. Hasta allí aún son un problema que puede atender la CGT. Pero si le crece la barba y no tiene donde afeitarse, si se le arruina la ropa al dormir en el suelo o entre cartones y si llueve con los zapatos mojados y rotos, entonces comienza a hacer edemas de pie. Allí lo agarró “el brote de pobreza”

“Nadie les da trabajo porque tienen aspecto de mendigos y tienen aspecto de mendigos porque se les arruinó la ropa y les creció la chiva, porque los echaron o perdieron la vivienda, es un círculo vicioso…”
“El problema es dormir. Comer no es tanto problema. Durante todo el día debe buscar el lugar y tiene un depredador, que es la policía, que no lo deja dormir…”
“Para el mendigo, el único remedio barato es la botella de tinto, el “diván de los pobres” que soluciona el frío, el hambre y la angustia, pero que te deja pegado al último estrato de la degradación: el linyera sentado”




Parte VI
A modo de síntesis


El linyera está sentado
ya no va al movimiento
y el movimiento no viene a él.
Tiene todos los lugares
y no tiene ninguno.
Tiene un dolor en el pecho
y los ojos azules.
Y si alguna vez robó…
mas le robaron a él.
Ya no recuerda una cama
o un plato caliente
mucho menos una caricia
u otro gesto de ternura.
Su piel tiene el hollín y ciertas miradas.
A veces algún pibe lo señala y entiende
que por desgracia sigue vivo.
Su cuerpo es un espectro

y el hombre que fue
lo mira desde lejos sin reconocerlo.
El linyera está sentado
y lo ha perdido todo…
también la memoria.

Mario Mendez Andalus


Sé que quedan demasiados cabos sueltos. Quizás el objetivo de este trabajo no haya sido atar esos cabos sino más bien exponerlos y en todo caso denunciarlos.

A modo de síntesis provisoria enumero una serie de conceptos y definiciones que fueron surgiendo a lo largo de la elaboración de este informe y que tienen el defecto de ser, algunos de ellos, demasiado recientes y de escasa elaboración. De todos modos creo que aún dentro de sus limitaciones son representativos de las indagaciones de este trabajo:

· Existe un sistema social y económico determinado por las relaciones de producción (de explotación). Este sistema está dividido en clases. Las clases dominantes generan dispositivos para reproducir el status quo.

· La reproducción del sistema se realiza por intermedio de la reproducción de los cuerpos y del modelado de cuerpos dóciles. Esto se realiza a través de ciertos dispositivos denominados disciplinas del cuerpo.

· La arquitectura sería por acción u omisión parte de esos dispositivos.

· El diseño de las casas y las ciudades determinan o al menos condicionan a los cuerpos en el habitar. A los restos de esos condicionamientos los denominamos “Marcas”.

· Uno de los fenómenos que genera la arquitectura de forma conciente o como resto no deseado, es lo que denominamos “inadecuación cotidiana”. Y se define como la incapacidad de la arquitectura de adecuar su saber, su arte, su práxis a las necesidades de los usuarios. Incapacidad de mejorar la calidad de vida, los espacios habitados y los momentos con relación al habitar. Y en cambio sí adecua su práctica a la vigilancia social y la modelación de los cuerpos en función de un sistema social, cultural, político y económico. Lo que no hemos podido determinar es si esa inadecuación se produce por incapacidad técnico instrumental de la arquitectura o por limitaciones ideológicas.

· Como resultado de esa inadecuación en la relación Cuerpo y Arquitectura se derivan dos destinos posibles: “Anhedonia habitacional” y “Transgresión de los Cuerpos en el habitar”.

· Anhedonia Habitacional: es el malestar producido por la inadecuación de la arquitectura. Se define como la imposibilidad de sentir placer con relación al habitar los espacios vitales.

· Transgresión de los cuerpos en el habitar: es la otra salida posible de aquella inadecuación. Se define como aquellas prácticas sociales que los cuerpos realizan en función de transgredir las arquitecturas instituidas con el fin de resistir y revertir el círculo vicioso: Inadecuación / Anhedonia. Es una acción de carácter instituyente en tanto pugna por ser atendida. La transgresión puede encontrarse tanto del lado de los usuarios como de los arquitectos.

· La “Inadecuación Cotidiana”, la “Anhedonia Habitacional” y el carácter represivo en el origen de ciertas “Marcas” pueden considerarse herramientas políticas para la imposición autoritaria del espacio.

· La imposición autoritaria del espacio tendría como fin último el desgaste, el acostumbramiento y la domesticación de los cuerpos, transformándolos en dóciles, para la imposición autoritaria y la reproducción del sistema social.

· Se impone un espacio autoritario en función de modelar cuerpos dóciles. También se requiere de cuerpos dóciles para imponer mas fácilmente la utilización autoritaria del espacio. Ambos sentidos de esta ecuación reversible remiten al disciplinamiento social y en última instancia al reaseguro del sistema social establecido.

· La Transgresión de los Cuerpos en el Habitar sería entonces un subproducto no deseado por el sistema de un campo de tensiones no resuelto, de una lucha de poder particular.

· En lo que se refiere a las “personas en situación de calle” cabe preguntarse cómo se constituye o más bien como se ve afectada la “simbólica corporal” (Le Breton) del mendigo si socialmente es estigmatizado como alguien que eligió esa situación; en tanto:

“La simbólica corporal es una memoria que hay que mantener y alimentar constantemente en el espejo del comportamiento y las palabras de los otros”[45]


· La “imagen corporal” del mendigo aparece necesariamente afectada por su situación de “Sin Techo”

· La imagen corporal “se construye íntimamente ligada al lugar donde se vive”(Matoso)[46]

· El cuerpo biológico se ve afectado por falta de abrigo, alimentación, protección y aseo.


· La imagen corporal requiere de la mirada de otro y en este caso ese otro es su verdugo, el mismo que lo discrimina o lo ignora convirtiéndolo en un “desaparecido social” (Moffatt)[47]
Una de las cosas que suelen comentar con dolor los chicos de la calle es: “nos miran como a una cosa, nos miran como basura”.

· En los sin techo “se halla comprometida la identidad. Cuando hay una casa, un lugar donde vivir, la identidad se arma con los recuerdos que cobija ese lugar.” (Moffatt)

· “Los pibes no pueden armar su historia por una razón muy sencilla: no tienen un artefacto en el cual se arme la historia, ese artefacto, aunque suene extraño, es la propia cama, que está en nuestra pieza, en nuestra casa.”(Moffatt)

· “Para que las experiencias del día se incorporen subjetivamente, se inserten y se transformen en recuerdos, necesitamos llegar a nuestra casa, dormir en nuestra cama” (Moffatt)

· “Los pibes de la calle están “siempre afuera”. Es un preso al revés, él no tiene afuera y el pibe no tiene adentro.”(Moffatt)

· “A los mas chicos les cuesta aprender a usar la casa porque no la tienen adentro subjetivamente. Sin subjetividad no hay historia.”(Moffatt)

· “Durante un tiempo Los chicos siguen durmiendo con el culo contra la pared, en un ángulo de la habitación por temor a que los violen”(Moffatt).


Comprender que los espacios pueden hacer mas o menos felices a la gente. Que pequeñas modificaciones en un diseño pueden significar una gran diferencia en el modo de vida cotidiano, que los cuerpos cuando habitan con comodidad son mas libres y que ser más libres vale la pena…parece ser tarea que bien podría cumplir la arquitectura.

Devolverles la dignidad y el cuerpo a los que han sido los saqueados de todos los saqueos es tarea en común y solidaria. Sólo un sistema social mas justo podrá restituirles algo de lo perdido a los que solo tienen la piel por paredes y techos. Para ellos con la arquitectura sola no alcanza…





No escapan a la “humanidad” de su cuerpo ni a sus virtualidades. Todas las modalidades físicas que ponen en acción para sobrevivir, lejos de demostrar su “idiocia congénita” como creía Pinel, ilustran al contrario el sorprendente poder de adaptación de que dispone el hombre, aún cuando esté hundido en una situación extrema. Esta fuerza de resistencia abreva en la plasticidad de su condición corporal”

Le Breton “Las Pasiones Ordinarias”




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· Parodi, Aníbal: “Puertas Adentro. Interioridad y Espacio doméstico en el s.xx” Ediciones UPC, Barcelona 2005

· Ramirez, Juan Antonio: “Edificios-Cuerpo. Cuerpo humano y arquitectura: analogías, metáforas, derivaciones” Ed. Siruela.

· Reportaje a Alfredo Moffatt: “Los linyeras, los lacanianos y las mañas del poder” Revista Unidos. Pag. 310-322. Bs. As. 1986.

· Reportaje a Livingston: “Contra la Ciudad telón” en http://www.santelmo.com/


· Symms, Enrique: “El señor de los venenos” Ed. El cuenco de plata, Bs. As. 2004.

· Vásquez Rocca, Adolfo: “La arquitectura de la memoria. Espacio e identidad” A Parte Rei. Revista de Filosofía en http://serbal.pntic.mec.es/

· Vidal, Rodrigo: “Arquitectura y homeostasis: elementos para un diseño más humano” Arteoficio Nº3, Cuadernos 2004 en http://www.arquitectura.usach.cl/

· Whitman, Walt: “Canto a mí mismo” en “La mejor poesía” Ed. Crea, Bs. As. 1980



Notas



[1] Ramirez, Juan Antonio: “Edificios –Cuerpo” Cuerpo humano y Arquitectura: analogías, metáforas, derivaciones. Ed. Siruela
[2]Jiménez Sarabia, Julio Jesús: “Cuerpo, Espacio y Arquitectura” en: www.uia.mx/actividades.
[3]Livingston, Rodolfo, arquitecto argentino autor de varios libros, entre otros: “Cirugía de casas”, “Arquitectura y autoritarismo”, “Cuba existe, es Socialista y no está en coma”, “El método” (Reeditado como “Arquitecto de familia”),


[4]De Saint-Exupery, Antoine: “El Principito” Ed. Emece. Bs.As. 1951
[5]Matoso, Elina “El Cuerpo Territorio escénico” Ed. Letra Viva. Bs. As. 2004
[6] Berlín, Marta “Cirugía de casas”. Prólogo a la 2º Edición. Ed.CP67. Bs. As. 1990
[7]Livingston, Rodolfo ”Cirugía de Casas” ED. CP67. Bs. As.. 1990
[8] Citado en Calmels, Daniel:, “Espacio habitado. En la vida cotidiana y en la práctica psicomotriz.” Ed. Novedades Educativas. Bs. As. 2001
[9] Barone, Orlando “Cirugía de Casas” Prólogo a la 2ª Edición. Ed.CP67. Bs. As. 1990
[10]Le Breton, David “Antropología del Cuerpo y Modernidad” Nueva Visión, Bs. As, 1995
[11]Livingston, Rodolfo: Op. Citada.
[12]Berlín, Marta: op. Citada.
[13]Livingston, Rodolfo: Op. Citada.
[14] Arquitectura Racionalista: Tendencia introducida en Europa a comienzos del siglo XX y que mantiene un fuerte compromiso estético con el cubismo. El ahorro en la utilización del suelo, el recurso permanente a las nuevas tecnologías, el uso sistemático de formas elementales, la simetría, equilibrio, y regularidad, la utilización de nuevos materiales, la estructura aparente y las grandes superficies encristaladas, entre otros, constituyen los puntos centrales de la escuela creada por Walter Gropius (1883-1969)
[15]Le Breton, David: Op. Citada.

[16] Harnecker, Marta y vecinos: “Rodolfo Livingston, un arquitecto de nuevo tipo” Ed. Mepla. La Habana 2005

[17]Harnecker, Marta y vecinos, op. citada
[18]Livingston, Rodolfo: Entrevista revista Noticias del 27-05-06.

[19]Harnecker, Marta y vecinos, op. Citada.

[20]Symms, Enrique: “El señor de los venenos” Ed. El cuenco de Plata. Bs. As. 2004
[21]Groisman, Mónica: “Supervivencia Urbana. El Cuerpo en la Posmodernidad” en Topía Nº 26 Agosto de 1999.
[22] Panóptico: Modelo arquitectónico de vigilancia desarrollado por Jeremy Bentham para cárceles en la Francia posterior a 1789. Foucault estudió el modelo y su posterior reproducción en la fábrica, los hospitales y la escuela. Cómo teoría ideológico/arquitectónica consistía en una estructura circular con una torre de vigilancia en el patio central desde donde podían ser observados los presos (obreros, enfermos, estudiantes). El diseño tenía además una gran eficacia simbólica en tanto por momentos los reos sólo contaban con la presunción de la presencia vigilante.
[23] Buchbinder, Mario: “Cuerpo y Contemporaneidad” en www.topia.com.ar/artículos/cuerpo.
[24] En el original “Crear una flor es trabajo de siglos”. Blake, Williams: “Proverbios del Infierno”, en “La mejor poesía” Ed Crea, Bs. As. 1980.
[25] “Inadecuación Cotidiana”: se produce cuando la arquitectura no es capaz de adecuar su saber, su arte, su praxis a la vida cotidiana de la gente. Cuando es incapaz de mejorar su calidad de vida, los espacios habitados y los momentos con relación al habitar y en cambio sí adecua su práctica a la vigilancia social y la modelación de los cuerpos en función de un sistema social, cultural, político y económico. Dicha inadecuación produce un malestar que hemos dado en llamar “Anhedonia Habitacional” que definimos como la imposibilidad de sentir placer con relación al habitar los espacios vitales. Otra salida posible de aquella inadecuación son los “Habitares Corporales Transgresores”, definidos como aquellas prácticas sociales que los cuerpos realizan en función de transgredir las arquitecturas instituidas con el fin de revertir el círculo vicioso: Inadecuación Cotidiana/Anhedonia Habitacional.
[26] Whitman, Walt: “Canto a mí mismo” en “La mejor poesía”, Ed. Crea. Bs.As. 1980
[27] Cortázar, Julio: “Casa Tomada” en “Cuentos” - J.L. Borges, Biblioteca Personal” Ed. Hyspamérica Bs. As. 1985.
[28] Matoso, Elina, op. Citada.
[29] Matoso, Elina, op. Citada.
[30] Livingston, Rodolfo, op. Citada.
[31]Livingston, Rodolfo, op. Citada.
[32] Entel, Alicia: “Cuerpo y Comunicación” en www.walterbenjamin.org.ar
[33] Le Breton, David: op. Citada
[34] Reportaje a Livingston “Contra la ciudad telón” en www.santelmo.com.
[35] Reportaje a Livingston “Contra la ciudad telón” en www.santelmo.com.
[36] Martinez Ortíz, María Belén y Del Campo Alepuz, Gabriel: “Antropología y ciclo vital. La teoría social del cuerpo.Factores culturales y alimentación” en perso.wanadoo.es/aniorte_nic/apunt_antropolog_salud_ 4.htm.

[37] Le Breton, David: op. Citada.
[38] Calmels, Daniel: “Espacio habitado. En la vida cotidiana y en la práctica psicomotriz”. Ed. Novedades Educativas. Bs. As. 2001
[39] Calmels, Daniel: op. Citada.
[40] Le Breton, David: “Las pasiones ordinarias” Ed. Nueva Visión. Bs. As 1999
[41] Le Breton, David: “Las pasiones ordinarias” Ed. Nueva Visión. Bs. As 1999
[42] Reportaje a Alfredo Moffatt: “Los linyeras, los lacanianos y las mañas del poder” Revista Unidos. Pag. 310-322. Bs.As. 1986
[43] Ver al final de este trabajo el “Anexo” con gráficos y cuadros especificando esta y otras variables.
[44] Todas las cifras y porcentajes pueden completarse consultando el “Anexo” al final del trabajo.
[45] Le Breton, David: “Las pasiones ordinarias” Ed. Nueva Visión. Bs. As. 1999
[46] Matoso, Elina: op. Citada.
[47] Moffatt, Alfredo: “Los desaparecidos sociales” en www. Moffatt.com, publicado en Página 12 el 16/10/1999.
[48] Calcagno, Luis: “Los que duermen en la calle. Un abordaje de la indigencia extrema en la Ciudad de Buenos Aires” Area de estadísticas Sociales de la Subsecretaría de Promoción y Desarrollo Comunitario(Secretaría de Promoción Social del GCBA) 1998.